19 de abril de 2024 5:28 PM

Padre de origen mexicano se suicida luego de matar a sus dos hijos en Boyton Beach

Escena del crimenManny Zabala, padre, de 45 años, se suicidó el sábado en las primeras horas de la mañana, luego de matar a sus dos hijos menores, Eduardo de 12 años, y Mario de 11.

El jardinero, oriundo de México, quien no tenía récord criminal, estranguló a Eduardo y le disparó con una pistola calibre 38 a Mario, mientras que su esposa, Victoria Flores Zavala, de 36 años, le rogaba que la matara a ella y no a los niños, pero él le dijo que ella viviría para sufrir el resto de su vida con la muerte de sus hijos, según dijo la policía de Boynton Beach. La pareja se estaba divorciando.

El crimen ocurrió poco antes de las 2 a.m. del sábado en la vivienda de la cuadra 400 de la Southwest Eighth Avenue, a pocas yardas de la carretera I-95. Flores Zavala escuchó ruidos en su casa y encontró a su esposo estrangulando a uno de los niños.

“Ella dijo ‘¿por qué no me matas a mí?’, indicó el detective de primer grado Chris Crawford, líder de la investigación en una rueda de prensa en el departamento de Policía de Boynton Beach. “Y él contestó ‘no, tú vas a tener que vivir con esto’”.

Después de los asesinatos ella llamó al 911. “Dijo que su esposo había venido a su casa y había matado a los dos jovencitos”, dijo el jefe de Policía de Boynton Beach, Matthew Immler. Cuando las autoridades llegaron al lugar del crimen, encontraron un niño muerto en el patio cubierto y a su hermano, también muerto, en el comedor. El padre estaba muerto en la cocina.

 Según las autoridades, Zavala padre al parecer murió de dos disparos, uno en el pecho y otro en la cabeza. Tenía consigo también una bolsa en la que llevaba una pistola TEC-9 semiautomática, munición extra, herramientas para cortar, cinta para tubería y lo que la policía describió como una nota “emocional” para su hijo mayor, quien no vivía en la casa.

En octubre pasado, Flores Zavala había presentado la demanda de divorcio, según documentos de la corte. La pareja se había casado en el condado de Palm Beach, en mayo de 1993.

“Él nunca fue un hombre de mal genio. No era un mal hombre”, dijo Manny Zabala de su padre, un nativo de Tamaulipas, México, quien se trasladó al sur de Florida siendo joven y comenzó desde cero una compañía de jardinería. “Él siempre fue un hombre trabajador, tratando de darnos lo mejor vida que pudo”.

La policía le dijo a Manny Zavala que su padre había dejado dos notas, luego de haber cometido lo que las autoridades describen como un doble homicidio – suicidio bien planeado. Zavala hijo dijo que una de esas notas iba dirigida a él. Pero la policía no se ha dejado leer. “Espero una explicación de por qué hizo esas cosas, su pensamiento, sus acciones”, dijo Zavala. “¿Qué pudo decir? Denme algunas palabras que me den valor”.

La policía dice que no hay reportes de violencia doméstica ni abuso en la vivienda. Ambos, Zabala y su esposa, habían llegado de México y se habían hecho ciudadanos estadounidenses.

El crimen ocurrió en la vivienda de la familia, ubicada de un vecindario tranquilo, ocupado por residentes de diferentes razas, al lado este de la I-95. La casa de color amarillo pálido, de un solo piso, tiene un jardín muy bien cuidado y había una minivan blanca estacionada en frente.

Los vecinos estaban sorprendidos con las muertes, ya que Zavala parecía un hombre calmado, trabajador, de familia. Dijeron que él había vivido en el vecindario por años, hasta que comenzó el divorcio.

Pero dos niños del vecindario dijeron que los hijos de Zavala parecían temerle, corriendo dentro de la casa cuando él llegaba, como si no tuvieran permitido jugar afuera.

“Cada vez que veían a su papa, ellos entraban corriendo”, dijo Angelie Alcin, de 10 años, quien vive al otro lado de la calle de la casa de los Zavala y jugaba video juegos con los niños en su casa. “Ahora que el papá los mató, yo estaba llorando. Es muy triste”.

El padre de la niña, Serge Alcin, dijo que Zavala parecía un hombre normal. “Era un hombre agradable”, dijo en la entrada de su garaje, cerca de las palmeras que según dijo, le había vendido Zavala. “No sé qué pasó. No vi que esto fuera a suceder. Él mató a sus hijos y se quitó la vida. Es muy triste”.

Otra vecina, Danielle Wade, dijo “es aterrador porque mis hijos caminaban a la escuela todos los días con ellos”.

Los detectives obtuvieron una orden de requisa para la casa donde ocurrieron las muertes así como la vivienda de la cuadra 1100 de la Southeast Third Street, donde Isidro Zavala había estado viviendo.

El jefe de la policía llamó al crimen “un tipo de asesinato inusualmente brutal”.

“Es desafortunado, pero eso sucede, y a lo largo de los años definitivamente he visto que hay gente con la mente alterada cometiendo este tipo de crímenes en contra de su propia familia”, agregó. “Lo que la señora Zavala tuvo que vivir, ver cómo mataban a sus hijos delante de ella, es probablemente lo más horrible que yo pueda imaginar”.

“Yo no sé qué estaba pensando”, dijo Manny Zavala. “Él cometió un error y nunca voy a condenarlo por eso. Mientras crecía yo tenía mucho odio dentro de mí y él siempre me enseñó a no cultivarlo. Él hacía de todo y cualquier cosa por nosotros. Él nos quiso mucho a mí y a mis hermanos. Nos amó hasta el final”.

Zavala dijo que su madre se estaba quedando con parientes y que probablemente nunca regrese a la casa donde ella presenció las muertes. “Ella está tratando de ser fuerte por mí”, dijo el joven. “Ahora sólo nos tenemos el uno al otro”. (El Sentinel)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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