Amamos a Miami, pero hay algunos aspectos horribles que vienen con vivir aquí:
-La humedad. Si hay que salir del aire acondicionado y caminar por la calle en verano, en cinco minutos tendremos la camisa empapada de sudor y el cabello con frizz.
-Dar direcciones a forasteros. Tenemos uno de los sistemas de cuadrícula de calles más grandes del Sur, pero lo suficientemente confuso como para que la gente de fuera siempre se pierda y tenga que pedir ayuda.
-El mundo de las citas. No es difícil encontrar compañía en Miami, pero la persona o está de paso, o ya tiene una relación, o no se ve viviendo en Miami por siempre, o solo busca sexo, o no quiere compromiso. Con el tiempo encontrarás a alguien, pero no será fácil.
-Pagar precios turísticos siendo un local. Hay demasiada gente rica con poco concepto de valor que hace de Miami su patio de recreo y paga sin pensarlo dos veces. Para disfrutar tu ciudad totalmente, terminas pagando esos precios también.
-El tráfico y los conductores. (No necesita explicación).
-Los políticos son extra sórdidos y estamos acostumbrados a eso.
-La embestida interminable del cambio. Miami está siempre cambiando. Se derriban y reconstruyen las cosas a un ritmo vertiginoso, y barrios físicamente intactos suelen cambiar su identidad cada 20 años. Nada es constante.
-Estar en la Florida. Es un estado con una reputación de tales rarezas de alma, que casi cualquier crimen raro aquí llega a los titulares nacionales.
La inquietante sensación de que todo estará bajo el agua un día. Los científicos dicen que la ciudad terminará siendo reclamada por el mar. Eso lleva a un cierto pavor existencial que muchos tratan de ignorar por complete.
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