19 de abril de 2024 1:45 PM

Fiscal Fernández-Rundle se retira del caso de las boletas falsas de Hialeah

Tras una semana de especulaciones sobre una investigación fiscal por fraude electoral en Hialeah, la mujer acusada de ser una “boletera” se entregó a las autoridades.

Horas más tarde, la fiscal Katherine Fernández-Rundle anunció que su oficina se separará del caso tras recibir información de que una persona que “ayuda” en su propia campaña para la reelección podría estar vinculada a los hechos.

Fiscal Fernandez-Rundle“Estoy tomando esta acción para evitar cualquier posibilidad de que mi pendiente elección cause algún tipo de distracción para el enjuiciamiento de este caso”, dijo Fernández-Rundle, quien no reveló el nombre de la persona aludida.

Mientras tanto, Deisy Pentón de Cabrera, de 56 años, fue liberada luego de pagar una fianza de $6,000. Está acusada formalmente de un cargo grave por falsificar una boleta ajena y dos cargos menores por poseer decenas de boletas ausentes en contra de una ordenanza condal.

También el jueves, una votante reveló que a pesar de que depositó su boleta ausente en el buzón de su casa, de alguna manera ésta terminó en manos de Cabrera. Es un delito federal robar el correo.

“Yo llené mi boleta. Yo firmé mi boleta. Yo la puse en el buzón”, dijo Bernarda Sosa, una viuda de 90 años. “No sé lo que pasó”.

Sosa es una de 31 votantes de Hialeah cuyas boletas ausentes han estado en el centro de un escándalo que ha estremecido la política local desde que las autoridades descubrieran a Cabrera la semana pasada.

La investigación empezó el 23 de julio cuando el detective privado Joe Carrillo entregó evidencia contra Cabrera a la Unidad de Corrupción Pública del Departamento de Policía de Miami Dade.

Los detalles del operativo policial salieron a la luz dos días después, cuando Cabrera fue detenida en Hialeah con 12 boletas en sus manos a una cuadra de una de las tres oficinas de la campaña para la reelección del alcalde condal Carlos Giménez.

A lo largo de dos días, Cabrera fue vista por detectives cuando entraba a la oficina de Giménez, cuya candidatura promovía desde hace semanas.

Las autoridades no presentaron cargos inmediatamente, lo cual provocó una ola de críticas contra Fernández-Rundle y Giménez por un aparente conflicto de interés. Ambos emplean al mismo consultor político, Al Lorenzo, en sus campañas para la reelección.

No está claro si Lorenzo es la razón por la cual Fernández-Rundle renunció a investigar el caso y pidió que el gobernador Rick Scott lo reasignara a otra fiscalía. Desde el martes Lorenzo no ha respondido a las llamadas de El Nuevo Herald.

Fuentes familiarizadas con el caso indicaron que a Cabrera se le incautó una libreta con los nombres de otros boleteros y las personas que les pagaban.

Por su parte, Giménez aplaudió el arresto de Cabrera.

“Debe servir como ejemplo a aquellos que deliberadamente violan el proceso electoral”, dijo en un comunicado de prensa. “Nuestra democracia no debe ser manipulada y aquellos que deciden hacerlo deben ser procesados con todo el rigor de la ley”.

El caso había levantado una nube de sospechas sobre la campaña de Giménez, quien ha criticado el empleo de los llamados “boleteros”. Giménez ha negado repetidamente que Cabrera trabajara para su campaña y pidió que los miembros de su equipo y consultores políticos firmaran declaraciones juradas indicando que jamás la habían contratado.

El escándalo también provocó críticas dentro del círculo más cercano a Giménez. Algunos cuestionaron la decisión de abrir una oficina de campaña en Hialeah y buscar el respaldo de varios líderes municipales debido a la mala reputación por el fraude electoral en esa ciudad.

El jueves, la oficina de campaña de Giménez en Hialeah fue convertida en un centro de apoyo logístico.

Durante las elecciones municipales del pasado noviembre, la oficina sirvió como la sede de la campaña para la reelección de la concejal Vivian Casals-Muñoz. En el mismo edificio se encuentra la oficina del senador estatal René García.

Desde hace años, Cabrera ha promovido las campañas de Casals-Muñoz, García y el representante estatal Eddy González, quienes integran una alianza política en Hialeah.

Un funcionario de la fiscalía familiarizado con el caso dijo que, por el momento, carecen de pruebas para arrestar a políticos prominentes que se especulaba podrían estar bajo la lupa de los investigadores.

“No tenemos evidencia de que ninguna de estas personas estén involucradas en esta investigación por ahora”, comentó el funcionario, que pidió no ser identificado porque la investigación aún está en curso.

El Nuevo Herald ha entrevistado a 23 de los 31 votantes o sus familiares, cuyas boletas fueron incautadas la semana pasada. Casi todos son ancianos hispanos, algunos de ellos analfabetos.

Cabrera se entregó a las autoridades luego de que El Nuevo Herald revelara el caso de Zulema Gómez, una votante de 81 años cuya firma probablemente fue falsificada.

El informe del arresto indica que los detectives vigilaban a Cabrera la mañana del miércoles 25 de julio cuando visitó el asilo donde Gómez ha sido internada con un tumor cerebral y alzheimer. Un detective encubierto escuchó cuando Cabrera le dijo a Gómez que había sido enviada al asilo para pedir su firma. Gómez no le respondió.

Después de que Cabrera saliera, el detective intentó hablar con Gómez, quien no parecía estar en sus facultades para responder.

“Sus ojos estaban abiertos pero tenía una mirada perdida y no respondió”, indicó el informe de arresto. Tampoco respondió a otros intentos para entrevistarla.

Esa misma tarde, Cabrera fue detenida por primera vez junto con Matilde Martínez Rendueles, en un Toyota Corolla rojo. Entre las 12 boletas que le fueron ocupadas tenía la de Gómez, sellada y firmada. En el sobre, alguien había escrito (sic): “La senora que es mi hermana, firmo haci porque tiene artritris + le cuesta firmar Gracias”.

Marta Vilarchow y Olga Gómez, las dos hermanas de Gómez, dijeron a los detectives que no habían escrito esa anotación. Olga aseguró que le había entregado a Cabrera la boleta en blanco de Gómez. Lo hizo así, dijo, porque Cabrera prometió llevarle a Gómez su boleta al asilo.

Varios votantes dijeron a reporteros de El Nuevo Herald que Cabrera les hizo el favor de entregar sus boletas a la oficina de correos. Otros indicaron que desconocen por quién votaron y que permitieron que Cabrera llenara las boletas de su puño y letra según su propia selección.

Entre ellos se encuentra Ramón del Pino, de 91 años.

Cuando se le preguntó si había llenado su propia boleta, respondió: “Yo no veo, la llenó la persona, yo no le sé el nombre”. (El Nuevo Herald)

 
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