28 de marzo de 2024 5:11 PM

FIN DE SEMANA: Alarmante cifras mundiales de divorcios supera a las bodas

DivorciosEnamorarse no pasa de moda y si bien las personas se siguen casando para legalizar su amor, las estadísticas evidencian que la cantidad de divorcios se incrementa más rápido que la de bodas que se celebran. Por cierto, los números no son nada alentadores. Según el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), en el año 2000, se registraron 10.796 divorcios y en 2010 existieron 18.231, lo que representa un incremento de un 68,8% en sólo una década. En ese mismo período, la población del país creció unos tres millones de habitantes, pero los matrimonios se estancaron.

En la Argentina, una de cada tres parejas se divorcia, y el 60% de las rupturas es impulsado por las mujeres, según un estudio publicado por María V. Bertoldi de Fourcade, jueza del fuero de familia de la provincia de Córdoba. En la Ciudad de Buenos Aires, una de cada dos parejas se divorcia y, según autoridades del Registro Civil porteño, la cantidad de disoluciones matrimoniales se incrementó, mientras que las celebraciones de bodas descendieron, lo mismo que ocurre en la provincia de Buenos Aires.

En Europa, las estadísticas tampoco traen buenas noticias. Según el presidente del Instituto de Política Familiar de España (IPF), Eduardo Hertfelder, ése es el país de la Unión Europea donde más ha crecido el número de divorcios en los últimos diez años -junto con Bélgica y Hungría- y donde por cada tres nuevas uniones, se rompen casi dos. Rusia, el país más grande del mundo, tiene también la mayor cantidad de disoluciones matrimoniales: 5 de cada 1.000 habitantes rompieron sus parejas.

Pero si el panorama que muestran estos números es tan dramático, ¿cómo se las ingenian para seguir adelante aquellas parejas que duran? Para Adriana Guraieb, psicoanalista y experta en problemáticas de pareja, los matrimonios que perduran lo hacen porque tienen un cariño genuino, mantienen una comunicación franca, se tratan con respeto y permiten el desarrollo de los proyectos personales de cada miembro y de sus espacios propios. Sus miembros no procuran someter al otro, ni levantar una estructura de dominio: se busca la tolerancia y la comprensión. ”Todo esto es fácil de decir, pero difícil de lograr, aunque podría sintetizarse en respetar las diferencias y hacerlo en todas: en las de opinión, en las de gustos, las religiosas, las económicas y las personales”, explica la experta.

En coincidencia, Graciela Faiman, especialista en psicoanálisis de familia y de pareja, asegura que el secreto de los perduran es que tienen más capacidad de tolerar las vicisitudes de la convivencia. ”Se ponen en lugar del otro, dialogan y no compiten. El amor es una construcción y no tiene que ver con el enamoramiento, que es un flechazo que dura y se acaba. Después viene el nacimiento de un amor -que hay que cuidarlo todos los días- o de una desilusión. Los que pueden tolerar todo eso siguen juntos”, explicó.

Otro tema de influencia es el de la revolución de la mujer: salió al mercado laboral, tiene autonomía económica, mayor libertad sexual e ingresa a las universidades. “Todo ello hizo que el ideal máximo de ellas vaya cambiando: antes era sólo casarse y tener hijos y hoy pueden ser presidentes, académicas, pueden vivir viajando por su trabajo y, además, pueden o no estar casadas y tener hijos”, sostiene Guraieb.

Respecto a las alarmantes cifras de divorcios que se registran a nivel mundial, Krieger opinó que ahora no hay más casos que antes, sólo que “los medios se ocupan mucho de los temas sociales, entonces parece que hay más”. Pero aclara: “Hay divorcios de gente joven que hace un par de décadas no se veían y que se daban a partir de los 10 años de casados. Ahora se separan al año, incluso con la mujer embarazada, cosa que antes también ocurría pero esporádicamente”.

Entonces, muchos años en pareja con la misma persona parecería que no garantizan una vejez en compañía del otro, a pesar de que existe esa falsa creencia y se acusa a los matrimonios de pocos años de tomar la decisión a la ligera. Cuando los hijos se van de la casa y el matrimonio vuelve a reencontrarse, a veces pueden verse como dos desconocidos, porque el proyecto familiar se terminó y el divorcio se vislumbra como la mejor opción. Guraieb sostiene que, en ciertos casos, la gente mayor valora un poco más lo que cuesta construir un vínculo, ”porque tienen más experiencia. La juventud, con tantos estímulos por conocer y descubrir, quizá tiene otra expectativa de lo que es una pareja. La gente madura prioriza el acompañamiento”.

Pero, cuando la decisión está tomada, ¿ya no hay vuelta atrás? ”A veces no tienen idea de lo que hablan, creen que la salida es el divorcio en vez de intentar una terapia. En mi clínica, consigo evitar muchas separaciones porque les digo que no se apuren, queesperen por lo menos 6 meses para volver a pensar en eso y que cada uno tiene que trabajar su dificultad para estar con el otro. El cambio tiene que empezar por uno, no esperar que sólo sea en el otro”, afirma Krieger.

Las profesionales consultadas coincidieron en que las causales de divorcio no varían según la edad de la pareja. Infidelidad, incomunicación, malos tratos, conflictos sexuales, diferencias irreconciliables con los parientes de cada uno, el dinero o los diferentes criterios en la educación de los hijos, por solo nombrar algunas, son las que se observan tanto en matrimonios jóvenes como maduros. “Me parece aún más preocupante cuando se instala la patología del odio, que es tan destructivo para todos los miembros de la familia, porque no se trata de separarse o divorciarse del otro,sino de destruirlo”, explica Guraieb.

Entonces, a la hora de la crisis matrimonial, ¿cada uno por su lado o simplemente juntos?La palabra “crisis” significa riesgo y oportunidad, ambas acepciones a la vez, y cuando ésta se presente, cada miembro de la pareja definirá su rumbo personal. “Son buenas si se saben aprovechar, la gente busca el alivio ligero, fácil, y termina cada uno por su lado, pero si no revisa a fondo lo que le pasó es probable que pueda repetir las causas que lo llevaron al fracaso”, explica Guraieb. “Hay que hablar, comunicarse, pedir ayuda y hacer terapia antes de tomar semejante decisión. No es fácil divorciarse, se sufre mucho porque se han invertido muchos años en proyectos comunes y se compartió la vida para después tener que cerrar la puerta”, finaliza la especialista. (Infobae)

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