28 de marzo de 2024 8:02 AM

El partido republicano también tiene su Obama

Un sorpresivo reacomodo en la lista de favoritos a lograr la nominación presidencial por el Partido Republicano se produjo esta semana y un aspirante cuya postulación no era tomada muy en serio hasta hace un mes ha entrado en la pelea por los primeros puestos.

El ascenso de Herman Cain es sorprendente no sólo por lo repentino e inesperado, sino porque es el candidato con el perfil menos político de los ocho en competencia y además es el único negro, en un partido que no cuenta con muchos afroamericanos en sus filas o elegidos.

Hay que considerar que en el Congreso de Washington sólo hay dos negros en las filas del llamado Gran Viejo Partido.

Las últimas encuestas indican que Cain, exdirector de una cadena de pizzerías y quien nunca ha ejercido un cargo público, se ha colocado a la saga de los favoritos originales: el exgobernador de Massachussets, Mitt Rommey, y el actual gobernador de Texas, Rick Perry.

Pero para Cain, más difícil que subir en las preferencias podría ser mantenerse, ya que se topará con problemas que no eran tales cuando estaba en los márgenes de la campaña y nadie pensaba que era políticamente rentable atacarlo o escudriñar mejor su desempeño.

De político nada

La suerte de Cain cambió dramáticamente tras ganar una votación especial entre republicanos en el estado de Florida, hasta un punto que el propio candidato ha reconocido estar sorprendido.

Y en un país amante de las estadísticas, el dato ha servido para que los comentaristas políticos recuerden que aquel que ha ganado esa prueba en Florida, al final ha logrado la nominación.

Según datos del Centro de Investigaciones Pew, entre el 22 de septiembre y el 4 de octubre, Rommey acumuló 22% de la intención de voto entre electores identificados como republicanos o simpatizantes, mientras que Perry, 17% y Cain 13%.

“10 para Dios, 9 para el gobierno”

9-9-9 es el nombre de la principal propuesta de Cain, la reforma del sistema de impuestos y reemplazarlo por una tasa fija del 9% en ingresos sobre la renta, 9% para las ganancias corporativas y 9% impuestos a las ventas.

En el sitio web de su campaña, Cain explica la razón del número en una frase: “Si 10% es suficientemente bueno para Dios, 9% debe bastarle al gobierno federal”.

En una explicación ligeramente más técnica, Cain ha dicho que el sistema 9-9-9 sería neutral, al mantener el nivel de ingresos actuales del fisco.

El plan de Cain eliminaría el complicado sistema de exenciones y deducciones, pero él asegura que contribuiría con el crecimiento económico.

Sin embargo, lo que los encuestadores destacan es el ritmo de ascenso de Cain, quien en algunas estudios ya luce igualado con el gobernador de Texas.

A diferencia de Rommey y Perry, y del resto de los aspirantes republicanos, Cain nunca ha sido funcionario público.

Su experiencia es solamente empresarial y gremial, y cuando en 2004 quiso buscar un puesto en el Senado por su estado, Georgia, no logró pasar las primarias.

El hombre de la pizza

Por eso, cuando a principios de año Cain anunció que entraba en la carrera por la nominación republicana poco lo tomaron con seriedad y muchos enfatizaban su pasado gerencial frente a una cadena de pizzerías como manera de evidenciar su falta de bagaje político.

Sin embargo, su gestión al frente de Godfhater´s se considera muy exitosa, en una hoja de vida empresarial caracterizada por varios logros corporativos.

A principios de los años ’90 Cain empezó a incursionar en la política al ser nombrado miembro del Banco de la Reserva Federal de Kansas y luego entre 1994 y 1999 cuando fue el presidente de la Asociación Nacional de Restaurantes.

Además, Cain ha sido comentarista de radio, ministro bautista y autor.

Cain tiene un máster en ciencias de la computación de la Universidad de Purdue y su primer trabajo fue como especialista en balística de la Armada de EE.UU., lo que sirve para llenar la casilla de experiencia militar que muchos conservadores esperan de los políticos estadounidenses.

Razones del ascenso

“Mi mensaje de sentido común está resonando entre las personas. La gente en todo el país está empezando a conocerme y empiezan a identificarme con soluciones, no con retórica”, dijo Cain esta semana durante una entrevista.

Sin embargo, la subida de Cain podría deberse -más que a su mensaje- a los problemas de los dos punteros.

Algunas medidas de Rommey de sus tiempos de gobernador –como haber aprobado un sistema regional de salud muy similar al establecido por el presidente Obama- hace que no sea del agrado de lo más conservadores del partido, quienes veían en Perry como la persona que garantizaba un candidato “verdaderamente conservador”.

Pero a pocas semanas de haber entrado en la competencia con altas expectativas, Perry parece haber defraudado a muchos por su pobre desempeño en los debates organizados y por su posición muy “compresiva” hacia el problema de la inmigración.

Es aquí donde el desempeño más consistente de Cain en los debates para el gusto de los conservadores ha empezado a surtir efecto y el empresario parece ofrecer las credenciales que buscan, sobre todo los del llamado Tea Party.

Negro, como Obama

Cain ha subido en las encuestas y en las ventas, las de su autobiografía.

Al igual que el presidente Barack Obama, el candidato-empresario evita hacer del color de su piel un punto de explotación política. 

Cain nació en 1945, se crió en un barrio pobre de Atlanta, su madre era una camarera y su padre chofer y eran tan pobres, según cuenta en su ahora exitosa autobiografía que eran simplemente “po”, algo “mucho peor que ser pobres”.

Él mismo suele hacer referencias, que dichas por otros serían consideradas políticamente incorrectas o abiertamente racistas, cuando se presenta como el “caballo oscuro”, un término que en inglés se usa para referirse a ejemplares poco conocidos que dan la sorpresa en una competencia.

En su libro cuenta que en su infancia tenía que usar los asientos para “coloreados” en el transporte público y en una ocasión él y su hermano bebieron agua de una fuente “solo para blancos”, sólo para darse cuenta que sabía igual que la que tomaban ellos.

Esta semana en una entrevista en la cadena Fox le preguntaron si no guardaba más rencor por el tratamiento que recibió en los años de la segregación y respondió que no podía tener rencor a un país que tiene “la positiva habilidad de cambiar”.

No es culpa de Wal Street

Sin embargo, otras intervenciones del candidato han sido más polémicas como cuando se refirió al movimiento Ocupa en Wall Street que desde hace varios días escenifican manifestaciones en Nueva York, Washington y otras ciudades de EE.UU. contra lo que consideran la codicia de las grandes corporaciones, mientras la gente padece desempleo.

“No culpen a Wall Street, no culpen a los grandes bancos. Si no tienen trabajo y no son ricos, cúlpense a ustedes mismos” dijo al diario The Wall Street Journal.

Este viernes en Washington Cain insistió en que el movimiento es “anticapitalista” y busca distraer la atención del público de las “políticas fallidas” del presidente Obama.

En julio dijo que no nombraría a un musulmán en su gabinete, aunque luego corrigió y dijo que se refería a un “yijadista”

En sus intervenciones públicas Cain ha tenido algunas dificultades lidiando con temas de política exterior, sobre todo del Medio Oriente y Afganistán.

También en julio, Cain se metió en problemas con la base hispana del partido, al decir en un evento que su solución al problema de la inmigración ilegal tendría la forma de una Gran Muralla China electrificada y con cocodrilos a lo largo de la frontera con México.

El grupo Somos Republicanos, de Arizona, pidió a Cain que retirara su candidatura y dijo que sus comentarios “comparando a los inmigrantes con los ‘invasores Hunos’ era ofensivo e insensible cuando miles de inmigrantes mueren cruzando el desierto.

El gobernador de Texas, Rick Perry (izquierda) y Mitt Romney aventajan por poco a Cain.

Problemas de las alturas

Cain podría necesitar más dinero para seguir en la campaña. En el último trimestre recaudó US$2,5 millones, mucho menos de lo obtenido por el resto de sus rivales, pero el impulso ganado podría traerle apoyos financieros importantes.

Pero con el dinero vendrá un mayor escrutinio de los medios y los dardos de sus oponentes de los que había podido escapar mientras estuvo en los márgenes anecdóticos de la contienda.

Algunos empiezan a criticar el que Cain dedicara buena parte del tiempo esta semana para promocionar su nueva autobiografía “Este es Herman Cain”, que está de novena en la lista de los libros más vendidos del sitio de Internet Amazon.

Además, en julio pasado presentó el disco “Sunday Morning” en el que entona canciones de gospel.

“La carrera parece ser acerca de subir su perfil y no sobre aspirar a la presidencia”, aseguró Steve Deace, uno de los comentaristas de radio republicanos más influyentes.

El candidato se defiende de lo que puedan señalar las coincidencias diciendo que “cualquiera que me conozca sabe que yo no haría algo como esto para autopromoverme”.

Pero lo que sí es cierto es que de mantenerse en el tope, las palabras de Cain van a ser analizadas con más seriedad y como dicen los policías estadounidenses a los sospechosos que detienen: “podrían ser usadas en su contra”.

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