26 de abril de 2024 2:59 PM

El dilema de España en el baloncesto: Ganar o perder para evitar al “dream team”

Pau Gasol

No se trata de negar lo obvio: el beneficio de evitar a Estados Unidos hasta una hipotética final. Se trata de detenerse precisamente en el adjetivo, hipotética, sobre todo para España en su actual situación. Tampoco se trata de contrariar al 67% de lectores de ELMUNDO.es, que piensa que no hay camino mejor para la selección que dejarse llevar esta noche ante Brasil, para perder y, así, evitar a Estados Unidos en semifinales. Se trata de argumentar las bondades de la victoria, apegado al mismo pragmatismo que quienes piden ‘no ganar’. [En vivo: España-Brasil (21)]

1. SENSACIONES: Si España hubiese asombrado, primera de grupo, invicta y avasalladora… Si fuese como aquella de Atenas 2004 que, mala suerte, se encontró con Estados Unidos en cuartos, entonces sí sería del todo razonable ‘no hacer todo por ganar’, es decir, perder. ¿Cómo? Relajando la preparación para descargar a los jugadores del esfuerzo acumulado en el supuesto buen arranque; concediendo algo más de descanso a los mejores después de tantos esfuerzos; no arriesgando con ningún tocado; contar con los descarriados para meterlos en dinámica; probar nuevas soluciones estratégicas… Hacer todo eso, menospreciando que pueda suponer una derrota, sería legítimo y deseable.

Aunque sólo en el caso de conjuntos enchufados, que no tienen por qué notar una desconexión puntual. Pero, para la España de 2012, la prioridad no pueden ser las semifinales cuando ha demostrado tanta vulnerabilidad que podría ser condenada, perfectamente, por Argentina o Francia en cuartos de final. No parecía mentir Rudy Fernández ayer, cuando proclamaba: “Queremos tener buenas sensaciones de una vez y ganar es lo que da confianza”. Una segunda derrota consecutiva, por bendita que sea a efectos clasificatorios, no dejaría de profundizar la crisis. Salvo que los jugadores adviertan de que lo que ocurre en la pista no sirve como materia de análisis.

2. EQUIPO-INDIVIDUALIDADES: España ha sido poco más que Pau Gasol. A ratos Calderón, chispazos de Rudy o Sergio Rodríguez, lo de siempre de Felipe Reyes… Poca cosa. Conviene recordar que ni Michael Jordan ni LeBron James ganaron títulos hasta sentirse rodeados. La selección tampoco lo hará aupada por la rutina de Pau Gasol, sus 20 puntos sin pestañeo, y otras migajas. El conjunto no ha sido consistente porque individualmente duda. Le urge recuperar físicamente a Navarro, el jugador de los inventos; Rudy o Marc Gasol andan también a la caza del ritmo competitivo; Llull o Ibaka necesitan integrarse, después de un primer trecho desalentador… Y esos objetivos pasan por competir a alto nivel, es decir, buscando el triunfo.

3. ORO: Si la selección había acudido a Londres para retar a Estados Unidos y ganar el oro, ¿por qué ahora debería conformarse con la plata? Mantener que España debe evitar de cualquier forma a los americanos significa dudar de su capacidad para derrotarles. ¿Y qué más da cuándo se produzca el cruce? Además, ¿es mejor colgarse una plata tras derrota o un bronce tras triunfo? Por cierto, la generación vigente ya fue subcampeona.

4. SIN CONTROL: ¿Y si Australia derrota a Estados Unidos en el cruce de cuartos de final? ¿Y si Argentina apabulla a Estados Unidos y el triple empate manda a los americanos a la rama donde estaría España tras buscar la derrota? Ciertamente, las opciones señaladas son poco probables, pero son. Y la historia ofrece precedentes cercanos. El pasado verano, Francia decidió ‘no forzar’ a Noah y Parker ante España. ‘No les importaba’ perder y así evitar un futuro cruce en semifinales ante Lituania, que quedaría emparejada en esa fase con España. Sin embargo, los lituanos cayeron en cuartos y España acabó disfrutando un cuadro más favorable (en teoría) que Francia.

5. ÉTICA: Sería una razón secundaria, si se observa este caso con pragmatismo. No obstante, conviene anotar este factor. La presente generación acompañó sus medallas del éxito simbólico del buen hacer, que vería comprometido si opta por trampear la realidad. En las encuentas en Internet triunfaba la opción de dejarse ganar, pero si ocurriese, ¿el público lo aprobaría o lo reprobaría? (El Mundo.es)

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