20 de abril de 2024 10:48 AM

Camus, el Mito de Sísifo y Capriles/ Por Eloy Torres Román

Albert Camus, escritor, filósofo, dramaturgo y ensayista  nació en 1913 en Argelia. Fue exponente del existencialismo.

Personalidad compleja; dueño de un sentido crítico de la vida y de la muerte. Su visión de ambas la condensó en sus obras: El Mito de Sísifo, L’Homme Révolté, El hombre rebelado (no se sabe el motivo de la traducción como El hombre rebelde) Los Justos y El Extranjero, entre otros. En todas se observa la relación entre lo solitario y lo solidario en la humanidad del ser.

Algunos de sus exegetas,  le consideran un filósofo del absurdo y la rebeldía, por la temática desarrollada en los trabajos primeramente mencionados. Como también, catalogado, precursor del existencialismo, junto a Heidegger y Sartre; aunque su postura se ubicaba en su preocupación por un sistema de valores morales o una doctrina de acción moral.

El observó la inexistencia frente a la existencia. El suicidio estaba presente en su obra. Siempre fue un “Hombre Rebelado”. Por lo que, no siempre, puede llamársele: un “existencialista” en el sentido clásico. Aunque, más bien, con su literatura, estimuló esa corriente filosófica. El absurdo omnipresente, es una forma del ser que es incompatible con la existencia.

El Mito de Sísifo, recurre a la aspiración y a la desilusión. El promueve un racionamiento absurdo, con el que se justifica la consideración de la renuncia. El hombre es colocado, a partir de la ilustración del mito griego, a encontrar la respuesta: ¿Cederá el hombre? Felizmente el hombre puede decidir: subir de nuevo, desde el infierno, la cuesta con una enorme roca al hombro o, resignarse, pues siempre cae, después de intentar llegar. Persistentemente es un fracaso.

Reflexionando sobre la reciente derrota electoral de la Venezuela democrática; se observa una frustración, después de 14 años intentando cambiar las cosas. Creo  interpretar a Camus quien provocó al mundo, sugiriendo el suicidio, como  una forma de escapar de éste. Sin saber o, sin recordar, se suicidan, al argumentar: ¿Votar para qué, si siempre perdemos? Camus pondera sabiamente las reiteradas caídas y vueltas al infierno, como lo más importante del esfuerzo, pues, es lo que le da sentido a la vida de Sísifo. Es su felicidad.

Hay que insistir, no solamente, en subir la cuesta, sino en llegar. Lo importante es evitar  el suicidio. Podemos crecer en ánimo y adhesiones todos los días. Capriles, personifica la aspiración democrática. Hay que hacer un gran esfuerzo por ampliar su base de sustentación; por lo que es necesario y urgente  evitar, a toda costa, ese simplismo de rechazar a los anteriores actores políticos, como a los mayores de edad. Ortega y Gasset decía, palabras más, palabras menos: “…el progreso no consiste en aniquilar hoy el ayer, sino, al revés; en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor”.

Siempre serán necesarios esos votos, para salir de este infierno, con la pesada roca al hombro, representada por este gobierno intolerante y autocrático. Debemos demostrar que su reiterado triunfo no pasa de ser un mito. Es decir una forma alegórica, un fantasma de la degradación a la que nos están sometiendo desde hace 14 años.

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